BKF. Cinegética y modernidad

2018

Una producción de ADN Platform

Para la exposición en ADN Platform, Domènec rescata otro producto de la Modernidad materializado, en este caso, en el diseño. Se trata de la icónica silla BKF, también denominada “Butterfly”. El prototipo consiste en dos piezas tubulares simétricas soldadas y cubiertas por una pieza de cuero. Un diseño simple y lineal de reminiscencias biomorficas. Un objeto que adquiere un valor casi escultórico sin dejar de cumplir su principal función, la del asiento.

La historia de la silla no es baladí. Creada entre 1938 y 1939, la BKF (siglas de las iniciales de sus creadores) fue ideada por el exiliado catalán Antoni Bonet Castellana y los argentinos Juan Kurchan y Jorge Ferrari-Hardoy, tres arquitectos que pertenecieron al estudio de Le Corbusier y que posteriormente formaron el grupo Austral (1938-1941). De los tres, destaca especialmente la figura de Antoni Bonet, formado en el contexto barcelonés del GATCPAC (Grupo de Arquitectos y Técnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea).

La BKF pronto se convirtió en uno de los diseños más famosos de la historia. Al 1944, Edgar Kaufmann, que entonces era director de la colección de Diseño Industrial del MoMA, adquirió un ejemplar para los fondos del Museo y dos más para el interior de la “Casa de la Cascada” (Frak Lloyd Wright), ejemplo por antonomasia de la arquitectura Moderna. Así pues, la propuesta del grupo Austral, en perfecta sintonía con los movimientos vanguardistas europeos que conjugaban función y estética, pasaría a formar parte de la historia.

Cómo es habitual en los procesos de Domènec, en esta exposición inédita el artista retoma el icónico diseño desde un nuevo punto de vista. De este modo, las dos sillas BKF aparecen desproveídas de su revestimiento original, la pieza de cuero que las cubre y que permite que nos sentemos. Su función primigenia queda así anulada y ahora las estructuras se muestran dispuestas para nuevos usos. Vemos una alternativa de uso en la fotografía del dictador Francisco Franco que aparece junto a las sillas. El dictador se muestra en la instantánea acompañado de sendas armaduras que utiliza como punto de apoyo para exhibir dos trofeos de caza: unas cabezas de ciervo, las barrocas cornamentas de los cuales se contraponen a las suaves y sintéticas líneas de las carcasas de las BKF. Ortega y Gasset decía de la caza, también denominada actividad cinegética, que consistía en todo aquello que se hace antes y después de la muerte del animal, siendo la muerte imprescindible en este proceso. Puede establecerse aquí una cierta analogía con la evolución del proceso moderno, que se vio asediado continuamente hasta su supresión.

Así, la instalación provoca en quien la contempla una especie de desconcierto derivado del choque entre uno objete fruto de unos ideales sociales muy concretos (el progreso, la mejora de calidad de vida y el desarrollo de una comunidad equitativa) desplazados ahora, a la sombra del dictador, hacia unas normativas conservadoras e incluso retrógradas.