Y la tierra será el paraíso

2018

Madera, serie fotogafica.

«Y la tierra será el paraíso», título de esta pieza, es un verso de la versión más popular en castellano de la L’Internationale, el himno de la clase obrera por excelencia, adoptada por la mayor parte de los partidos socialistas, comunistas y anarquistas del mundo. Este verso resume a la perfección el carácter utópico de la modernidad, época en la se difundió la idea de que todo lo bueno estaba a punto de llegar.

Y la tierra será el paraíso (2018) el proyecto más reciente de Domènec, formado por una serie fotográfica y unas maquetas de madera que, apiladas unas sobre otras, conforman una torre de carácter escultórico. Estas maquetas representan los gigantescos bloques de pisos de protección oficial de La Mina, barrio situado en los límites de Barcelona que se construyó a a principios de los setenta para realojar la población procedente de diferentes núcleos chabolistas, y donde desembocan los peores vicios de la impunidad, la pobreza y la incompetencia política. Junto a estas maquetas se muestran dos fotografías de archivo; una, de 1970, muestra al dictador Franco y el alcalde de Barcelona posando junto a la maqueta del proyecto del barrio de la Mina, la otra muestra una pareja de gitanas, reubicadas en este mismo barrio, que sujetan la maqueta de su chabola en el Camp de la Bota, construida por ellas mismas con cartón.

De nuevo vemos la imagen del poder presentándose como adalid de la población mediante grandes campañas constructoras, frente a la imagen de las clases más bajas de la sociedad, que se apoderan de forma alegal del espacio urbano haciendo uso de los recursos que tienen a su alcance.

El proyecto se completa con una serie fotográfica que muestra polígonos de grandes edificios de vivienda social. Domènec, que ha tomado estas instantáneas en ciudades dispares como Barcelona, Varsovia, Bratislava, Marsella, Nantes o Ciudad de México, no indica estas procedencias. De esta manera evidencia como la presencia y estética de este tipo de grandes proyectos habitacionales, presentes en las periferias de todas las grandes ciudades de mundo, son un signo de globalización negativa.

Fotos: Roberto Ruiz, cortesía de ADN Galería, Barcelona